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Volta al Massís del Pedraforca en BTT - 360º

Vistas a la cara norte del Pedraforca
Aunque la idea inicial era hacer alguna cumbre por el Parque Nacional Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, una inflamación repentina del tobillo nos hizo replantearnos los planes. Mejor algo de bici, que para eso no hay que usar mucho el pie...

Era una ruta de esas que estaba en la lista de pendientes desde hace tiempo. El Pedraforca es una de las montañas con más carácter de nuestro país, no en vano es de las más populares, mal que nos pese a muchos. La hemos coronado muchas veces y admirado otras tantas, desde muchas perspectivas distintas. Así que la ruta que hoy reseñamos, representa otro punto de vista y un modo distinto de disfrutar de la emblemática montaña.

FICHA TÉCNICA

Distancia: 61 km.
Desnivel positivo acumulado: 2000 m.
Desnivel negativo acumulado: 2000 m.
Tiempo de pedaleo: 5h 46'
Circular:
Dificultad: Técnica, baja.
              Física, alta.
Puntos de agua: Gresolet (no siempre), Tuixent, Gósol.


Aquí un TRACK del recorrido.

APROXIMACIÓN

La ruta la iniciamos en Saldes, donde se puede aparcar alegremente en el descampadillo que hace las veces de parquing del pueblo, nada más entrar.
Para llegar a Saldes hay que dirigirse a Berga, pasando de largo y continuando como si fuéramos a coger el túnel del Cadí (C-16) y antes de llegar a Bagà nos desviamos a la izquierda tomando la carretera B-400 que nos conduce directamente a Saldes.


Ni que decir tiene que la zona es un paraíso para los amantes del outdoor, pues cuenta con un par de ferratas, un barranco, un sinfin de rutas a pie y en bici y hasta unas pistas de esquí nórdico. Sí, estoy enamorada del Cadí-Moixeró.

RECORRIDO

Nos incorporamos a la carretera para bajar hasta el río Saldes, cruzarlo, e inmediatamente pasado el puente, coger una pista de tierra que sale a la izquierda.
Font al Gresolet
Esta pista no la soltaremos hasta llegar al Coll de Bauma (1573m.), donde habremos ganado prácticamente 700 metros de altura desde que empezamos a subir rampas. Antes de eso, sin embargo, pasaremos por la Ermita y el Refugi del Gresolet, donde disponemos de una fuente para repostar.
En su mayoría, hasta este punto, la pista transcurre por el interior del bosque, así que tenemos mucha sombra para ayudarnos a sobrellevar las acusadas pendientes.

Al llegar al Coll de Bauma, lejos de la bajada que uno espera encontrar cuando asume un collado, lo que tenemos que hacer es seguir subiendo. Así que situados en el collado, hay que tomar la pista que sale a izquierdas, hacia el Collell i Gósol.
Al fondo el Coll de Torn (1918m.)
En esta pista pronto nos quedamos sin sombra que nos cobije, así que ya chupamos sol de pleno, pero por contra nos ofrece unas vistas impresionantes y limpísimas de la cara norte del Pedraforca. Estas pendientes, más suaves que las primeras, nos acercan hasta el Coll de Torn (1918m.), donde iniciamos el descenso.
En menos de dos kilómetros de descenso deberemos estar atentos a la señalización (Coll de les Bassotes, 1873m., pues la pista por la que descendemos baja directamente hacia Saldes, y nosotros debemos seguir hacia Gósol, en un rompiente a derechas que al principio no es muy evidente, y que desciende rapidísima y pedregosísimamente junto al lecho del río Cerneres. Son unos 4 kilómetros, para mí muy duros porque hay mucha piedra suelta y voy muy cagada, hasta desembocar en la carretera, en un curva cerrada.
Descenso hacia Tuixent
Tomamos la carretera hacia la derecha, pasando junto al bonito pueblo de la Josa del Cadí (que no visitamos por ir un pelín apuradas de tiempo) y en 6 kilómetros más llegamos a Tuixén, al que se accede mejor por una pistilla encementada que sale a izquierdas antes de llegar al pueblo, muy visible.

Aquí sí que paramos. Llevamos 34 kilómetros en las patas con un par de galletas y el agua escasea. Paramos en el restaurante de Cal Gabriel, donde damos cuenta de dos menús de cuina casolana revitalizante y donde además de ser muy amables nos echan una mano con un temilla técnico/logístico.
Sira y yo estamos más que de acuerdo en que esta parada fue vital para poder acabar la ruta, salimos de allí renovadas y dispuestas a afrontar los cerca de 800 metros de subida que teníamos por delante.

Parada en Cal Gabriel
Salimos del pueblo de Tuixent habiendo llenado de agua en la fuente de la plaza y nos dirigimos por carretera hacia Sant Llorenç de Morunys y justo al cruzar el riu de Mola, nos incorporamos a la pista de tierra que sale a nuestra izquierda, junto al puente.
A subir toca, hasta el coll de Mola (1819m.), otra vez sin pérdida, pues se trata de ir siguiendo la pista hasta el collado, donde podremos ver nuevamente la masa pedregosa que es el Pedraforca.
Esta subida es en general más llevadera que la primera, aunque sufrimos algunos tramos de mucha pendiente, pero a estas alturas del día cada curva que nos esconde una nueva subida es matadora.
Bajada hacia Gósol
Aún con eso, llegamos al collado muy contentas y tomamos la pista de bajada, la de la izquierda, con muchas ganas de llegar a la furgo.

Unos cuantos zig-zags mucho más divertidos (para mí, claro...) que los de la bajada hacia Tuixent, nos dejan por fin a los pies de Gósol, donde tomamos la carretera hacia la derecha que nos conduce en una plácida y asfaltada bajada (no sin olvidar el repechoncillo del Coll de Trapa) al lugar donde iniciamos la ruta.

Después de mover la furgo, nos damos una merecida ducha al fresco y nos hacemos la cena antes de caer muertecicas en la cama. 

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Barranc Mas dels Frares

Pasamos el sábado en Creixell con unos amigos y, aprovechando la cercanía, el domingo nos levantamos prontito y nos fuimos a descubrir este barranco de la cuenca del río Siurana. Era de esperar que no llevaría mucha agua, a mediados de septiembre es lo que toca, pero sabíamos que podríamos darnos unos chapuzones así que motivo suficiente.
Barranco cortito y sencillo. Perfecto para iniciación como su vecino Glorieta, con el que se puede combinar.

Importante tener en cuenta que se trata de dos afluentes que pueden hacerse por separado. La opción más completa, en nuestra opinión, es descender el afluente izquierdo, ya que desemboca en el afluente derecho ignorando únicamente un rápel de este último. En caso de querer hacer dicho rápel no hay ningún problema, pues en el camino de retorno pasamos junto a su cabecera.
De esta manera se descienden ambos afluentes y es la que reseñamos aquí.

FICHA DEL BARRANCO

Longitud: 500 m.
Desnivel: 70 m.
Rápel más largo: 16 m.
Aproximación: 25'
Descenso: 1h 30'
Retorno: 50'
Dificultad: Baja
Escapes: En casi todo el descenso podemos escapar (NO en la zona de estrechos)


APROXIMACIÓN

Primer rápel, 5 m.
Llegados a Alcover hay que cruzar el pueblo en sentido Mont-Ral, a donde se llega por una carretera digna de ciclistas y moteros que sube que da gusto. Si teneis que desayunar o comer algo antes del barranquete, os recomendamos parar en Mont-Ral, nosotras nos preparamos para el tute con un bocadillo de buti y una torrada con tortilla en el Bar-Restaurante Les Fonts del Glorieta, donde nos recibieron con las brasas on fire!
En cualquier caso, Mont-Ral lo dejaremos atrás y hay que encaminarse hacia La Febró (pasamos por un pueblo llamado El Bosquet) y pasados unos 6-7km llegaremos a un desvío, tomando la carretera a nuestra derecha, la T-704 hacia la Febró, deberemos estar atentos al punto kilométrico 25, pues antes del 26 encontraremos a nuestra izquierda el desvío a Mas dels Frares. Ignoramos este y observamos que a unos 20 metros más adelante hay otro acceso, marcado con pintura de GR (roja y blanca) y carteles indicadores de rutas a pie hacia Arbolí, entramos por aquí con el coche.
Nosotras aparcamos unos 30 metros más abajo del acceso, en un lugar donde caben unos 8 coches, por amor a los amortiguadores. Según vehículo podeis llegar prácticamente hasta el río, pues es todo pista.

Desde aquí sólo hay que seguir la pista hacia abajo. Sólo encontraremos un cruce de pistas, donde debemos tomar la de la izquierda en sentido Arbolí, y enseguida llegamos al cauce del río.
Como vamos a buscar el afluente izquierdo, cruzamos el cauce e inmediatamente vemos un camino con marcas de GR y a su izquierda un senderillo cerrado de vegetación (que debería tener marcas azules y amarillas que no vimos hasta pasado un rato). Cogemos este senderillo y subimos hasta que nos deja en el cauce del afluente izquierdo.
Último rápel, 13 m.

DESCENSO

Accedemos al barranco en un tramo de resaltes sencillos, seco, y con bastante vegetación hasta que llegamos a una poza donde nos mojamos los pies y que nos lleva al pasillo donde el barranco se cierra.
Aquí encontramos el primer rápel, de 5 metros, la instalación a nuestra izquierda. Un pequeño resalte nos lleva a otro rápel, mucho más estético, de 13 metros. Después el barranco se abre y podemos saltar a una badina desde unos 4 metros.

Último salto
Descendemos un rápel de unos 9 metros y nos unimos al afluente derecho. Aquí encontramos otro rápel cortito, de unos 4 metros, y andamos hasta llegar a una gradería en la que enlazamos dos rápeles de 15 y 13 metros.
Después sólo nos quedará un saltito de unos 5 metros y caminar en un caos hasta encontrar una confluencia de pistas ante nosotros.


RETORNO

Llegados a la confluencia de pistas, nos quitamos los neoprenos en la poza para dejarlos pseudolimpios y salimos por la derecha, tomando el sendero de marcas azules y amarillas, que nos conduce por la derecha orográfica hacia arriba, hasta la base de la cascada inicial del afluente derecho (el único rápel que no hemos hecho).
Cruzamos la poza y tomamos el sendero de la izquierda, que nos sube hasta el cauce en la cabecera del rápel y aquí sólo faltará cruzar para encontrar la pista por la que hemos accedido al barranco.


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Besiberris del Mig, del Sud y Comaloforno

Tenía a Miriam con la cabeza como un tambor diciéndole las mil ideas que se me ocurrían, necesitaba actividad!! Quería bici, correr, montaña, barrancos... Lo quería todo y ya!!
Tenía que volver a mis orígenes, a sentir la dura roca bajo mis pies, el frío cortante en mi cara, el vértigo de las cumbres...
Pensé en enlazar varias cimas, hacer alguna cresta, nada complicado, algo sencillo pero que tuviese su punto aéreo. Y así, dando vueltas al coco, pensé en los Besiberris a los que hacia tiempo que no iba.
Las anteriores veces había subido por 'els Estanys de Gémena' y por 'Cavallers' pero nunca había entrado a Aigüestortes por Vielha. Como para Miriam iba a ser la primera vez nos pareció perfecta esta opción, así sería nuevo para los dos.
Además teníamos la posibilidad de pernoctar en el refugio libre de 'l'Estanyet de Besiberri', situado a 2200m de altitud, equipado con 9 literas dobles, mantas, mesa, armarios, radio de emergencia y 'teóricamente' (insistimos en lo de 'en teoría') con iluminación. 
Esto último fue lo que nos acabó de convencer.

FICHA TÉCNICA

- Dificultad técnica: fácil.
- Exigencia física: alta.
- Altitud máxima: 3028 (Comaloforno).
- Distancia: 20kms
- Desnivel positivo: 1400m aprox.
- Material: Cuerda y arnés útil.


TRACK DEL RECORRIDO

APROXIMACIÓN

Como Llegar El punto de partida de nuestra ruta es el parquing situado junto al refugio de Conangles (1555m). Para llegar a él deberemos dirigirnos hasta el Túnel de Vielha por la carretera N230. Una vez pasada la población de Senet y posteriormente el embalse con el mismo nombre, antes de pasar el túnel, a nuestra derecha (donde comienzan los carteles luminosos) un cartel señala el camino asfaltado hasta el refugio y la zona de parquing. Aquí dejaremos el vehículo y cogeremos la pista ancha que nos lleva hacia el área de picnic y que se adentra en el bosque.

RECORRIDO

- DÍA 1 (LA APROXIMACIÓN)

Tomamos la pista que se aleja del parquing y la seguimos durante un rato hasta que encontramos a nuestra izquierda, junto a una senda que se adentra en el bosque, un poste que indica el camino hasta el Estany de Besiberri. Dejamos en este punto la pista y nos adentramos en la senda que va ascendiendo progresivamente. 
Este tramo no nos dejará indiferentes ya que las cascadas son las principales protagonistas durante todo el recorrido. El rugido del agua se filtra a través de la frondosa arboleda por la que nos movemos haciendo que la atmósfera se convierta en algo indescriptible. Allí donde miremos, cualquier rincón que descubrimos, nos impresiona y nos hace contener el aliento.
Continuamos ascendiendo por un camino bien marcado y señalizado con postes amarillos hasta que, pasada una hora aproximadamente, cruzamos un puente de hormigón que nos lleva a la orilla izquierda orográfica del río. Allí el camino comienza a zigzaguear y la pendiente aumenta considerablemente ya que se debe superar el muro rocoso sobre el que se sostiene el altiplano del Estany de Besiberri.
Después de una media hora la subida se acaba de golpe y el horizonte se abre frente a nosotros. La vista se nos pierde ahora en el valle que acaba de aparecer como de la nada! A nuestros pies se extiende un manto verde que parece fluir desde la misma orilla del Estany, su superficie en calma refleja las cimas de las montañas que hunden sus raíces en lo profundo de sus aguas. Y allá, a lo lejos, el perfil sinuoso de la cresta que hemos venido a hacer. 
Seguimos caminando paralelos a la orilla del estany, saltando de piedra en piedra, para después entrar en una zona de humedales. Al fondo, a la izquierda, sobre un saliente rocoso ya se puede adivinar donde reposa el refugio, los rayos del sol hacen brillar su superficie metálica.
Ascendiendo suavemente y después de unos minutos llegamos a él sin mucho esfuerzo pero con más de una pausa: es inevitable echar un vistazo al paisaje que va quedando detrás nuestro e imposible no levantar la vista hasta las rotas cimas que engrandecen a medida que avanzamos!
Al final descubrimos que no vamos a estar solos. Un montañero descansaba tumbado en las rocas que rodean al refugio, cuando intentamos entablar conversación nos dimos cuenta que eraa francés y logramos entender que se quedaría una noche más y que había otras 4 personas que aún estaban por bajar, alemanes.
Dejamos nuestras cosas, ponemos los sacos en una de las literas libres, salimos al sol y descansamos haciendo tiempo hasta la hora de cenar.
A las 20:30 el francés se metió en la cama y los alemanes estaban terminado de cenar, así que casi por obligación nos comimos el tupper de pasta que habiamos traído preparado antes de que todos estén durmiendo, vaya horarios! 
Cenamos y a la cama, aunque pronto la idea era levantarse a las 6 de la mañana. A ver si conseguiamos dormir algo.  

- DÍA 2 (EL ASCENSO)

Suena el despertador. Ya hacía un buen rato que estaba despierto, esperando que aún faltase mucho para que fuese la hora de levantarse. Nos desperezamos como podemos haciendo el mínimo ruido posible para no interrumpir el concierto de ronquidos que hay montado. Desayunamos casi de puntillas, cualquier pequeño ruido parece estar amplificado por mil y resuenan en el interior del refugio como si se avecinase el fin del mundo!
Nos cargamos con lo justo y necesario y salimos a eso de las 7 de la mañana, antes del alba, con los frontales para alumbrar los primeros pasos. El cielo está plagado de estrellas y sólo adivinamos a distinguir algún que otro jirón de nubes sobre nuestro objetivo.
Seguimos el camino que sale por detrás del refugio, muy marcado al principio, pero menos obvio en cuanto empieza a adentrarse por los caos de rocas. Las fitas nos van marcando los siguientes pasos pero con la oscuridad no es tan sencillo encontrarlas.
Nos guiamos por el perfil de la cresta, a nuestra izquierda debiamos ir dejando cada vez más lejos el Besiberri Nord a la vez que cada vez nos deberiamos ir situando más cerca del bastión que forma el saliente rocoso de los Besiberris del Mig. De esta forma teníamos que ir dibujando una diagonal que nos hiciese pasar entre la herradura que dibuja el Pic d'Abellers (2986m) y la cresta de los Besiberris.
Con este objetivo fijado seguimos ascendiendo entre saltos de agua, algo de vegetación y cada vez más roca suelta hasta y al final llegamos a un pequeño altiplano dominado por los escombros de roca que la montaña ha ido dejando caer. No los sorteamos sino que saltamos por encima de ellos, ahora subiendo, luego bajando, teniendo cuidado de no caer entre ellos.
Avanzamos por el pasillo que se ha formado entre los dos neveros que aún resisten, en dirección sureste, hacia el collado del Abellers (2883m - se distingue un poste en él) para girar, mucho antes de llegar, a nuestra izquierda, hacia el Pas de Trescazes, una canal que asciende entre la misma roca. 
En este punto podríamos dudar, ya que a la vista teníamos dos canales: la primera de ellas, la que buscabamos y que asciende ligeramente con inclinación hacia la izquierda. La segunda, más adelante, que asciende con inclinación a la derecha y accede directa al Besiberri Sud.
Tomamos la directa hasta la brecha por una fuerte pendiente de piedra suelta que resbalaba a cada paso que dabamos.
Una vez superada sólo nos quedaba echar mano de pies y manos para superar el último escollo antes de llegar al Pas de Trescazes. Aunque fácil y sin dificultad en este punto nos pusimos los arneses y nos unimos en ensamble por aquello de ir practicando un poco. 
La progresión por la canal fue rápida y sencilla lo que nos permitió situarnos en un momento en la otra vertiente. A nuestra izquierda los Besiberris del Mig y más allá el del Nord. Frente a nosotros los neveros que alimentan els 'Estanys Gelats del Comaloforno' y el 'barranc de Riumalo'. A la derecha el Besiberri del Sud y Comaloforno. Por todas partes montañas y más montañas que esperan ser subidas!
Parecía que estabamos solos ahí arriba. Nadie venía por detrás de nosotros y ni por la cresta ni por Riumalo distinguimos subir ni un alma. Dejamos aquí las mochilas, pues teniamos que volver a pasar, y trepamos rápidamente hasta el Besiberri del Mig Sud o Pic de Jolís (3003m) entrando por la arista. Nos detuvimos un instante pues desde aquí teniamos una vista privilegiada de la cresta así que aprovechamos para fotografiarla. Seguimos hacia adelante y casi sin darnos cuenta llegamos al Besiberri del Mig Nord o Pic de Simó (3002m). Ahora nos tocaba desandar hasta el punto en el que dejamos las mochilas donde retomamos fuerzas picoteando algo y bebiendo antes de seguir adelante.
Nos apartamos en nuestro recorrido de la arista buscando las fitas que nos llevaban por el camino mas sencillo hacia el sur de la cresta. Vimos que algunas de ellas se apartaban y se dirigían hacia las afiladas cimas secundarias que preceden al Besiberri Sud. Nos acercamos a ellas para ver desde arriba la precariedad con la que se sostienen sobre el vacío de que penden.
Satisfecha nuestra curiosidad seguimos hasta encontranos con lo que nos pareció la proa inexpugnable de un barco, el Besiberri Sur (3023m), al que pudimos acceder a través de una canal que nos llevó directos a su cima!
Arriba nos alcanzó un montañero que venía solo desde el barranc de Riumalo, se paró lo justo a hablar con nosotros y continuó su trayecto. Seguimos sus pasos unos minutos después descendiendo del pico y progresando por un terreno muy descompuesto que nos llevó hacia el Comalforno (3028m) siguiendo la línea de la cresta a veces y otras descendiendo unos metros para luego volver a remontar grimpando. Siguiendo las fitas no tuvo pérdida, ojo con descender demasiado, os habríais equivocado.
Una última grimpada nos precipitó sobre la cima donde apenas cabíamos los dos por lo que no tuvimos mucho espacio donde poder resguardarnos. Desde ese punto fuimos conscientes de todo lo que habiamos hecho, la cresta se veía al completo ya que este último pico está fuera de la imaginaria línea recta que forma.
Todo era calma, no se oía más que nuestra propia respiración. Resignados nos despedimos de las alturas y comenzamos el descenso siguiendo la misma ruta que habiamos hecho para llegar al Comaloforno, por la vertiente Oeste, hasta llegar a la falda del Besiberri Sud donde, ahora sí, descendimos hasta el collado del Abellers (2883m).
Bajamos deslizándonos por la tartera hasta alcanzar los grandes bloques por los que ya pasamos al subir. En este punto alcanzamos el trazado de subida y ya solo nos quedaba ir resiguiéndolo. Como siempre las fitas fueron de gran ayuda a la hora de avanzar por el caos de roca. Más abajo, cuando ya comenzamos a tener a la vista el refugio, nos refrescarmos en una de las numerosas aportaciones de agua que van a parar al estanyet para seguir con ánimo renovado lo que nos quedaba.
Finalmente llegamos al refugio. Los inquilinos anteriores ya habían marchado pero fueron sustituidos por otros que acababan de llegar. Recogimos todo lo que habiamos dejado dentro, reorganizamos las mochilas, comimos disfrutando de las vistas y emprendimos de nuevo la marcha hasta el coche, descendiendo por el valle. Con la calma, disfrutando de los últimos momentos en plena naturaleza, volvimos sobre nuestros pasos sabiendo que volveriamos pronto.

 
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Puigmal (2913m) por Fontalba

Llevabamos dos días disfrutando de la costa Brava, del sol, las calas, sus pueblos y de la gastronomía, por supuesto, pero yo, que quizás me pasa un poco como los gatos, ya tenía ganas de dejar atrás tanto mar y salir corriendo hacia mi montaña. Por suerte para mi Miriam es anfibia y tanto le gusta estar a remojo como ponerse a escalar paredes, es una todoterreno que se adapta mejor a los cambios que yo. Bueno, en realidad la idea original consistía en no cambiar demasiado de medio, ibamos a seguir pasados por agua (o eso pretendíamos) haciendo el barranco de Nuria, idea que tuvimos que descartar finalmente por la previsión de tiempo que havía para el fin de semana. 
Pero con esa idea dejamos Cadaqués a eso de las 18:30 de la tarde del viernes para ir, con la calma, hasta Queralbs y pasar noche en la furgo. Por el camino nos llovió y la predicción para el día siguiente en la zona empeoró a partir de media mañana por lo que nuestra idea original se fue diluyendo poco a poco, no para desaparecer sino para cambiar de forma.
Ya que ibamos a estar allí y Miriam aún no había subido hasta la cima del Puigmal...¿por qué no pasar la noche en la Fontalba y subir a primera hora de la mañana?
Pues dicho y hecho, llegamos a Queralbs, cenamos en un bar cercano a la plaza y nada más acabar subimos la pista (12kms), ahora en buen estado, para pernoctar en plena naturaleza. Por el camino se nos cruzó un zorro que bajaba al pueblo en busca, seguramente, de algo de comida fácil y una vez arriba vimos que las vacas descansaban alrededor de los pocos coches que había. Pensamos que ibamos a estar sólos pero no, alguno más pensó lo mismo que nosotros así que hicimos el mínimo ruido posible para montar la cama y nos echamos rápidamente a dormir, eran las tantas!

FICHA

- Altitud mínima: 2070m (Fontalba).
- Altitud máxima: 2913m (Puigmal).
- Tiempo efectivo: 3h 30min.
- Dificultad: Fácil.
- Población cercana: Queralbs.


APROXIMACIÓN

Como Llegar Accederemos a la población de Queralbs desde Ribes de Freser por la carretera GIV-5217. Pasado el nuevo túnel y antes de entrar a la plaza del pueblo, donde termina la carretera, una pista afaltada sale de nuestra derecha de forma brusca y con una curva muy cerrada. En la misma curva hay un panel que indica 'FONTALBA'. Tomaremos esta pista y no la dejaremos hasta llegar a nuestro destino. Son aproximadamente 12kms bastante buenos si se hacen con calma, sin demasiada prisa, pues aunque al principio está asfaltado rápidamente este desaparece. Esperemos que esto no cambie. Una vez arriba hay que estacionar el vehículo, desde aquí comienza (en este caso) nuestra subida.

RECORRIDO

A las 06:30 de la mañana sonó el despertador, nos hicimos un poco los remolones pero fuera ya se escuchaba algo de actividad. Con pereza nos levantamos, nos abrigamos (el contraste de temperatura entre la costa y Queralbs es brutal) y mientras Miriam preparaba los bocatas yo iba recogiendo el colchón y los sacos.
Desayunamos rodeados de vacas y con unas vistas increibles. En las cimas ni un jirón de nube pero amenzante, bajo nosotros, un mar denso y blanco parecía querer engullirnos. Por si acaso cargamos las mochilas con las chaquetas, no las teníamos todas con nosotros.
Un camino evidente sale del párquing para adentrarse en el pequeño prado frente el que estacionamos la noche anterior. Tomamos éste para progresar fácilmente al principio y dejar atrás la bifurcación (a nuestra derecha) que nos llevaría hasta la Vall de Nuria desde la collada de la Fontalba. Se diferencian pues el camino a la cima es en constante ascenso y este otro desciende levemente para ir a buscar el Torrent del Puigmal. Este camino es el que queríamos haber tomado de vuelta después de subir a la cima pero el tiempo es el que manda en la montaña y finalmente tuvimos que descartar esa idea.
Subimos quizás demasiado rápido, las piernas no nos pesaban y nos fuimos comiendo los metros alegremente mientras haciamos fotos a diestro y siniestro.
Las vistas que teníamos del Puigmal eran de postal, sin nubes, pero el viento iba arrastrando hacia arriba las que se acumulaban a nuestra espalda haciéndolas rodar entre las cimas como si aquello no le provocara ningún esfuerzo. El Sol, que arrancó el día con la vitalidad habitual, ahora se esforzaba por aparecer tímidamente y cada vez con mayor brevedad sobre nosotros.
Llegamos al Cim de la Dou (2471m) en un abrir y cerrar de ojos pero más rápido llegó, y nos pasó, un corredor entrado en años que se paró a conversar con nosotros por aquello de darles algo de tiempo a los que venían con él pero muy por detrás. 'Abuelo'!! le gritaban, pero el abuelo les estaba dando caña a todos y siguió su ascenso en solitario después que se hubiesen acercado lo suficiente como para creer que lo iban a alcanzar. Nos deseamos suerte y cada uno por su lado.
Seguimos subiendo, descansando lo justo para echar un trago de vez en cuando, y casi sin darnos cuenta nos plantamos frente als Cingles del Celsofragi que superamos con un pequeño esfuerzo y con más de una 'ziga zaga' fruto de la fuerte pendiente que se adentraba entre las rocas.
En nada superamos este pequeño escollo, el último que nos separaba de la cima, ya sólo nos quedaban unos pocos metros para llegar. Pero en silencio, casi sin avisar, se nos echó en cima una espesa niebla que nos impedía ver lo que teniamos a pocos metros. Definitivamente no podriamos disfrutar de las vistas desde la cumbre, tal y como se había pronosticado el tiempo dio un giro de 180º y nos vimos obligados a poner la directa.
Y así se nos apareció la cima: tímida, silenciosa, escondida en aquella atmosfera enrarecida cuya quietud nos helaba los huesos. Únicamente alcanzabamos a oir el sonido de nuestras propias pisadas sobre los guijarros rotos por los que nos parecía levitar.
Intentamos captar aquel fantasmagórico momento, mantenerlo en nuestra memoria, retenerlo en una fotografía, pero el instante se esfumaba, etéreo como la bruma misma.
Fue entonces cuando decidimos no bajar hasta Núria para volver por el camino de la Fontalba. La humedad del ambiente se helaba sobre nuestro pelo y ropa y el tiempo empeoraba por momentos, no queríamos arriegarnos innecesareamente.
Así que después de descansar unos minutos y dejar nuestra huella en el libro que había en el buzón de la cumbre (Miriam escribió una buena parrafada) bajamos corriendo (de forma literal), por aquello de quitarnos el frio y la humedad, por el mismo camino por el que habíamos subido.
Bajamos como las cabras, trotando de piedra en piedra y esquivando a los inconscientes que seguían subiendo a pesar de lo que el cielo presagiaba. Como ordas de Orcos los veiamos avanzar precariamente, tropezando a cada paso y todos, sin escepción, nos preguntaban lo mismo: 'FALTA MUCHO?'.
No entiendo como no pasan más desgracias, la verdad. Hay que salir con unos mínimos: un mapa, haber mirado alguna reseña, llevar escrito uno apuntes, no se, lo típico que se ha hecho toda la vida. Con lo fácil que resulta ahora con los telefonazos que lleva la gente! Total, que lo dejo porque me desespero con este tema!!
Seguimos bajando y en un claro, aprovechando que ya estabamos cerca del coche y que el sol parecía abrirse paso entre las nubes, nos comimos los bocadillos que Miriam se había currado por la mañana. Tenían más relleno que pan y nos sentaron de lujo!
En unos pocos minutos más nos plantamos en la furgo, decargamos, nos cambiamos y sin apartar la vista del cielo, intentando adivinar donde se escondía la cumbre del Puigmal, dejamos la Fontalba para emprender el camino a casa.
Seguro que volveremos otra vez, de eso no me cabe la menor duda.

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